El osado hombre cruza todo Japón en busca de su esposa y sus dos pequeños hijos. Se calcula que recorrerá unos mil kilómetros.
Miles de personas permanecen incomunicadas en refugios de Japón. (Reuters)
En el momento del devastador sismo que azotó a Japón, Alejandro Della Rosa recibió un mensaje de texto de su esposa. “Es un terremoto tremendo, te amo”. Luego de eso, no tuvo más noticias de ella ni de sus dos pequeños hijos.
Pero no se quedó a esperar. Della Rosa decidió tomar su auto y recorre los mil kilómetros que lo separan del lugar donde su familia reside, muy cerca al epicentro mismo del terremoto de 8,9 grados en la escala de Richter que ha causado más de un millar de muertos.
“Intenté comunicarme al celular, a mi casa, al trabajo, pero fue imposible”, relató el hombre a una cadena de televisión de su país. Cuando anunció que emprendería su búsqueda, amigos y compañeros de trabajo trataron de disuadirlo, por el peligro que acarreaba.
Sin embargo, no desistió. Y en plena noche, con muchas zonas sin luz eléctrica por los destrozos, comenzó a manejar con rumbo fijo. “Ahora estoy en la ruta. Esto parece una guerra, pero sin enemigo”, explicó.
“Veo fábricas incendiadas, mucho fuego, casas caídas, edificios derribados, autopistas partidas al medio”. Della Rosa, quien radica en Japón desde hace seis años, contó además que su próximo gran problema será volver a abastecerse de gasolina.
Afortunadamente, cuando todavía no llegaba ni a la mitad de su viaje, pudo localizar a su familia telefónicamente, quienes le dijeron que están refugiados en una escuela. Pero lejos de esperar tranquilo, el hombre ha decidido continuar en su camino para reencontrarse con sus seres queridos. Una historia de búsqueda e incertidumbre que seguramente se repite en otras partes de Japón.
Pero no se quedó a esperar. Della Rosa decidió tomar su auto y recorre los mil kilómetros que lo separan del lugar donde su familia reside, muy cerca al epicentro mismo del terremoto de 8,9 grados en la escala de Richter que ha causado más de un millar de muertos.
“Intenté comunicarme al celular, a mi casa, al trabajo, pero fue imposible”, relató el hombre a una cadena de televisión de su país. Cuando anunció que emprendería su búsqueda, amigos y compañeros de trabajo trataron de disuadirlo, por el peligro que acarreaba.
Sin embargo, no desistió. Y en plena noche, con muchas zonas sin luz eléctrica por los destrozos, comenzó a manejar con rumbo fijo. “Ahora estoy en la ruta. Esto parece una guerra, pero sin enemigo”, explicó.
“Veo fábricas incendiadas, mucho fuego, casas caídas, edificios derribados, autopistas partidas al medio”. Della Rosa, quien radica en Japón desde hace seis años, contó además que su próximo gran problema será volver a abastecerse de gasolina.
Afortunadamente, cuando todavía no llegaba ni a la mitad de su viaje, pudo localizar a su familia telefónicamente, quienes le dijeron que están refugiados en una escuela. Pero lejos de esperar tranquilo, el hombre ha decidido continuar en su camino para reencontrarse con sus seres queridos. Una historia de búsqueda e incertidumbre que seguramente se repite en otras partes de Japón.
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