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Pequeña carta
para un amor muy grande.
Mi querido amor de todos mis tiempos:
Nunca sé cómo empezar nuestras cartas de amor, por eso empiezo con lo primero que inspiras, aquello en lo que me haces pensar, en los recuerdos que ya has alojado en mí y que ya son nuestros.
Ya nada es mío,
ahora junto a ti
todo es nuestro. Pienso en este amor de silencio, que nos encontró caminando en ciudades distintas, en cielos distantes... nunca supimos por donde buscarnos y sin embargo llegamos a encontrarnos.
Hace tiempo que te vi llegar a mi vida, desde entonces fueron muchos los momentos largos y difíciles que hemos pasado, demasiados, tanto que sólo tú y yo lo sabemos. Muchas fueron las veces en que parecíamos dudar de tan grande amor, pues la distancia se empeñaba en hacernos dudar; hoy tengo la certeza de que estamos cerca, una cercanía que nosotros comprendemos aún cuando seguimos separados.
Siempre confié en ti, siempre supe que necesitaba tu dulzura en mi vida, supe que no la encontraría en otra parte, sólo en ti.
Ahora ha llegado una nueva estación que ya libera nuestras esperanzas, todo parece suavizarse para que por fin superemos las distancias.
Pienso en tu amor
que quiero para siempre,
ese amor que siempre me trae aromas de todos los tiempos, amor con aroma, un amor bello del que hablo en todas las cartas que llegan a ti. Estamos juntos desde entonces, desde nuestras primeras cartas, y pronto vendrá el tiempo de estar juntos al fin.
Aguardo la llegada de ese día,
el de nuestro beso recíproco.Pronto llegará la hora de contarnos todas nuestras cosas, y desde luego siempre volverán nuestras cartas, las leeremos en otoño y escribiremos más para leerlas en primavera. Te diré que te amé desde siempre, que te esperé, que te extrañé en frías noches, y en mañanas soleadas también. Me dirás que de la misma manera me extrañabas cuando a ti llegaba una neblina que no sabías de dónde provenía, pero ya estaré ahí para abrazarte, para verme en tus ojos, para dejar que transcurra el tiempo sin agobiarnos, que nuestros instantes sean largos, muy largos cuando podamos decirnos -te quiero- casi al unísono y así medios dormidos y con el mismo tono, con la misma voz, con la misma mirada. Sólo tú eres bendición de mi vida, porque una noche cuando ya no soñaba nada bello o ya no recordaba lo soñado… soñé tus ojos, soñé que tu mirada veía al mundo de forma distinta.
Entonces fue cuando comprendí...
que ya no tenía mundo...
ahora tení -nuestro mundo-, Que ya no tenía Dios...
ahora tenía -nuestro Dios- , que ya no tenía amor, ahora tenía -nuestro Amor- que por ti ya no tenía sueños, ahora tenía -nuestros sueños-, todos nuestros ideales eran cómplices, lo son desde entonces, eres mi amado y mi compañero insustituible de este mundo que cada día parece más nuestro.
No quiero perderte nunca,
-no quiero tenerte lejos nunca más.- Ahora mi amor solamente me queda pedirte esperar, darle el tiempo a las cosas. Dejar que todo suceda, que todo fluya en su momento. No estaremos separados toda la vida mi amor.
Es por eso que hoy te pido no desesperar, no entristecer ni dar por hecho algo, porque todavía nuestra obra aún no ha terminado mi amor.
Ha pasado un mes más de este bendito amor que nació para quedarse en nosotros, ya nada es igual, hoy más que nunca se que lo nuestro será siempre un eterno amor, de esos que sólo lo pueden leer o ver en cines, porque lo nuestro es un amor de telenovelas con un final inmensamente feliz.. Hasta mis próximas líneas amor,
que siempre nacen un día cualquiera,
cuando te siento mas cerca que nunca... Siempre tuya, siempre mío siempre nuestro
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