Tal como se repite hasta el cansancio, al principio de una relación -cuando la pasión parece no tener límites y nos mantiene en un estado de euforia- suele seguirle un período más maduro basado en la ternura y la complicidad.
El sitio 20minutos.es publicó que el ritmo de la vida diaria hace que a veces no tengamos ganas de esforzarnos y seamos un poco dejados, lo que hay que evitar con pequeños trucos (que además hacen que se eviten las discusiones).
El factor sorpresa
Llega un momento en el que las dos partes tienen claro lo que al otro le gusta y se repite hasta que deja de sorprendente para convertirse en lo normal. Y no solo se trata del sexo. A veces un ramo de rosas o cualquier regalo sencillo despiertan la ilusión de que el otro se haya acordado de ti.
No hay que permitir es que la monotonía y el aburrimiento se apoderen de la relación.
Recuperar momentos
Intentar repetir situaciones del principio como si fuese un aniversario. Por ejemplo una cena en un restaurante, un viaje, una canción.
No esperar
Siempre queremos que la pareja adivine nuestras necesidades. Si se quiere algo se debe comunicar de manera abierta y en positivo, por ejemplo Quiero un abrazo. Si no decimos las cosas luego no nos podemos molestar porque no ocurran. La empatía no significa ser adivino.
Reciprocidad
Dar y no recibir crea un sentimiento negativo de abandono. No puede tirar uno solo del carro. Cuando se crea este vínculo de apoyo y cariño todo va sobre ruedas.
Saber expresar y aceptar las críticas
Lo mejor es empezar reforzando los aspectos positivos y en segundo lugar hablar de los negativos, así la otra persona no se cierra en banda. Nunca se debe juzgar sin cariño y sin ganas de superarlo.
Comunicación
A veces con las prisas se habla de tonterías y no de lo que realmente sentimos y deseamos.
Fuente: http://www.infobae.com/
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